Y el
trigo de Evangelino siempre ha dado muy buen fruto, y ahora, que su semilla
entra en la tierra, aún va a madurar con más fuerza, porque Evangelino sobre
todo ha sido un gitano cabal, honrado, de gran corazón, que siempre estuvo
dispuesto a compartir una copa de amistad con quién quiso acercarse, a la
sencillez de una persona, que siempre estuvo agradecido a Dios, que nunca dudó
de su amor, y que su fe la expresaba con su mirada silenciosa, contemplándolo
todo y observándolo todo, y con la emoción de una voz, que siempre ha querido
ser consuelo para el mismo Dios, paño de lágrimas de su bendita Madre.
Fiel a
sus tradiciones, católico convencido, junto a Angustias, su mujer, ha sabido
llenar su casa de la vitalidad de unos hijos, de la ilusión de unos nietos, de
la serenidad de los años.
Su
vida, que tampoco nunca ha sido fácil, siempre la ha llenado de una confianza
muy grande en Dios, y así, cuando la enfermedad llamaba a su corazón, o cuando
golpeado por la muerte, en la inocencia de un ángel casi naciendo, él siempre
respondía con la conformidad en Dios, esperándolo todo de él.
Su
esposa y sus hijos son todo para él, y junto a ellos ha vivido tanto los
momentos buenos, como esos difíciles que ponen a prueba el corazón humano.
Su
casa es un hogar sin puertas, dónde nunca falta el pan, dónde nunca falta un
plato sencillo de comida para hijos, nietos, y quién a él se llegara en busca
de ayuda.
Verle
por la plaza, siempre entre amigos, o lo que era más habitual, verle junto a
Angustias, paseando, tomándose algo, como unos eternos enamorados, te descubría
lo más auténtico de esta persona, que en la familia, en la vida, veía la mano
de Dios que no le abandonaba.
Voz
de la fe, de las alegrías, de las tristezas, su cante quedará resonando para
siempre por el cementerio viejo, por toda la Fuente Apolo, y en la Plaza junto
a nuestro Templo, en dónde él oró cantando, tantas veces, y con tanta emoción.
Si
había algo que temía en la vida, era tener que estar en una cama enfermo, y
todos pendientes de él.
Y
aunque su partida nos ha dejado desconcertados, pareciera que hasta en eso le
ha escuchado Dios, y sin esperarlo, comenzara a caminar este gitano bueno, que
tanta huella va a dejar en la vida de nuestro pueblo.
Somos
creyentes, y lo que estamos seguros, es que Evangelino que cerró sus ojos en
esta vida, ya estará caminando entre las nubes del cielo, por esas moradas de
Dios, que tiene preparadas, para las personas que como él, han dado un buen
fruto en sus vidas.
Hoy
reconocemos tanto bueno como nos ha ofrecido a todos Evangelino, y pedimos por
su familia, por su esposa y por sus hijos, que en medio de estos momentos
difíciles, el recuerdo de él, la fe en Dios, les llene de consuelo, y de la
esperanza, de que un día, cuando Dios quiera, nos volveremos a reunir, para
seguir compartiendo, lo que ahora se ha quedado un poco roto.
No
debes de temer nada Evangelino, vas al encuentro de un Padre, que nos ama con
locura.
Descansa
en paz, y reza siempre por nosotros, a ese buen Dios, que es Padre todos.
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