Con el Domingo I de Adviento, hemos iniciado la Novena a Nuestra Madre Inmaculada, que nos va a ayudar a vivir este tiempo, con las mismas actitudes María, abriéndonos a la voluntad de Dios sobre nosotros, y estando dispuestos a ser en sus manos, instrumentos de la nueva evangelización.
Cada tarde, a las seis y media, unidos en la oración ante Jesús Sacramentado, rezando el Santo Rosario y participando a las siete de la tarde de la Eucaristía, iremos avanzando por el sendero del Adviento de la mano de María.
En la Iglesia se ha levantado este altar, para honrar a Nuestra Señora, para celebrar su Concepción Inmaculada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario